Andorra, un placer para los sentidos
No; hoy nuestro artículo no va a versar sólo sobre el placer del buen comer. Hoy lo vamos a dedicar a buscar todo aquello que nos otorgue el placer sensorial de hacernos sentir a gusto con nosotros mismos; un placer para el paladar debe ir acompañado, en unas buenas vacaciones, del placer visual, del táctil y, por qué no, del psicológico. Y para todo ello, ningún destino invernal mejor que Andorra.
Sí, Andorra tiene mucho que ofrecernos, tanto gastronómicamente, con un menú de raíces tanto francesas como catalanas, como visualmente (envidiable situación geográfica, encalavada en el mismo corazón de los Pirineos), como táctil (nada mejor que sentir la nieve bajo nuestros pies), como psicológico (¿qué me decís de acabar cada jornada con una buena sesión de spa o masajes?).
Dejadme, primero de todo, ya que esta página está destinada a la gastronomía, que os hable de dos restaurantes:
– El Palau de Gel se encuentra a más de dos mil metros de altura en un entorno espectacular. ¡Imagináos las vistas desde allí! sólo el placer de encontrarse allí arriba ya merece esa visita. Allí disfrutaréis de una bollería reconocida y, sobre todo, de sus pizzas de masa fina.
– El Restaurante La Borda de L’Avi se encuentra en La Massana, dentro del Principado, en una íntima y acogedora antigua cabaña hoy adaptada a la restauración.Es un restaurante especializado en cocina tradicional local con unos exquisitos guisos siguiendo un sistema de maceración que es clásico por aquí.
En Andorra, esta oferta de restauración de la que sólo os he puesto dos ejemplos, se complementa con muchas actividades fuera de lo común como las carreras de trineos, o como la posibilidad de participar en un partido de hockey sobre hielo. Por supuesto, tenéis excelentes pistas para esquiar y pistas para patinar, pero además, como variedad, podréis practicar el speedride que combina parapente con esquí, el trikker ski o el buceo bajo el hielo.
Y para finalizar, claro está, las sesiones de spa o los masajes ayúrvedas en las impresionantes instalaciones del balneario de Caldea.
Lo dicho… un placer para los sentidos.
